Anorexia desde el psicoanálisis
La
anorexia actualmente ha sido más nombrada dentro de los medios de comunicación,
como por ejemplo desde hace 30 años el Dr. Cormillot de origen argentino empezó
advertir que las personas con anorexia nerviosa reprimían el hambre para no
engordar, los cual les conducía a un ciclo de ayuno y pérdida de peso generando
que se ven gordas aunque estén por debajo del peso saludable, siendo esto
síntomas más comunes en mujeres jóvenes y todo como consecuencia de componentes
genéticos, psicológicos (como depresión aislamiento y baja autoestima) y por la
influencia de medios masivos de comunicación. (Franco, 2009)
Pero
a su vez existen indicios de que la anorexia es un padecimiento conocido desde
la antigüedad; en la medicina griega, Hipócrates lo llamó “asistía” o “inedia”.
En el siglo XVII (1669) Reinolds
lo nombró “consunción nerviosa”. En 1859 Brisquet, le nombraba “anorexia nerviosa”. Laségue, en 1873 la designada “anorexia
histérica” o “inanición histérica” llegando a contrastar la inapetencia con
experimentar apetito falso o imperioso o sentir apetito y a la vez temor por
alimentarse. (Franco, 2009)
Anorexia en el pensamiento Freudiano
Freud
en sus obras hablo acerca de la anorexia a través de los análisis de caso que
se le presentaron, interesándose mucho más por describir con detalle y
precisión los síntomas de cada uno de éstos, y no por realizar cuadros
nosológicos, prefiriendo inclinarse por establecer los mecanismos psíquicos que
la componían. (Franco, 2009)
Es
así que uno de los casos que presenta es de una mujer que muestra repugnancia
por la comida cada vez que daba a luz, las consultas a Freud se hicieron luego
de los partos del segundo y tercer hijo de la paciente, ocasiones ambas en que
la paciente se negaba a comer devolviendo todo alimento y cayendo en un estado
de irritación cuando veía que le traían comida a la cama y en consecuencia no
podía amamantar a su hijo. Este problema ya había surgido en el primer parto,
provocando que la leche no sea abundante, tuviese dolores al poner al niño en
su pecho, se mostrase inapetente con una gran repugnancia alimentarse y además
pasaba las noches excitada y con insomnio. Recién en el momento en el que un
niño fue entregado a una nodriza los síntomas desaparecían rápidamente. (Sauval, 2001)
Y es
de dicha manera como Freud llega a la conclusión de una histeria por
disociación de la conciencia, articulándolo con lo que él llamaba en aquella
época “representaciones penosas contrastantes” que en apariencia está inhibida
pero es arrancada de su asociación con el designio, y entonces subsiste, a
menudo es inconsciente
para el propio enfermo como una representación separada, y es que así lo
histérico por excelencia es que cuando llega el caso de ejecutar el designio,
esta representación contrastante inhibida se objetiva por vía de inervación
corporal con la misma facilidad con que en el estado normal lo hace la
representación voluntad. La representación contrastante se establece, por así
decir, como “voluntad contraria”, al tiempo que el enfermo asombrado es
consciente de una voluntad decidida pero impotente; esto lo refiere debido a
que al encontrar su paciente, está estaba indignada contra sí misma al ver que
toda su fuerza de voluntad no llegaba a vencer la repugnancia a alimentarse y
los demás síntomas. (Sauval, 2001)
Otro
caso mencionado, es “El hombre de los lobos” donde se establece como la primera
organización sexual la canibálica u oral, quedando ahí apuntalada la pulsión de
nutrición. Al amor lo llego a enlazar con la organización oral y le gustaba
llegar ilustrarlo con algunas frases usuales de la vida cotidiana para expresar
cierto ánimo de devoración, como “te quiero tanto que te voy a comer a besos”.
Y es
que representa como en las niñas púberes suele presentarse una neurosis que revela
la desautorización de lo sexual mediante una anorexia. Freud asoció a la “neurosis
alimentaria” o también llamada “anorexia nervosa” de las niñas jóvenes con la
melancolía en presencia de una sexualidad no desarrollada, puesto que la
melancolía significaría el duelo por la pérdida de la libido y la anorexia que
es aquella pérdida de apetito que es igual a la libido siendo que la anorexia sea
un mecanismo histérico dado que la histeria es un dispositivo en el cual ante
una representación penosa viene una escisión; la representación queda inhibida
pero sale de otro modo que en apariencia nada tiene que ver con la
representación rechazada. (Franco, 2009)
Lo
dicho anteriormente queda representado en el caso de Emmy Von paciente de Freud
que presentaba angustia por comer en exceso o beber agua, llegando a sólo tomar
chocolate con leche y bebidas muy espesas. Está repugnancia por la comida o a
cierto tipo de bebidas como el agua mineral eran acompañados por expresiones de
asco y horror. El caso fue llevado a cabo mediante hipnosis, donde se descubrió
que cuando era niña y no quería comer su plato de carne su madre, una mujer muy
severa, la obligaba a comérselo aun cuando ya estuviera fría, también las
expresiones de horror aparecieron cuando hablo de tener que comer junto a sus
hermanos, quienes padecían de enfermedades contagiosas, uno de ellos escupía
constantemente, pues, estaba tuberculoso, en cuanto al agua relato que a los 17
años de edad estando de vacaciones la familia, todos lo vieron agua mala y ella
fue la única que se enfermó seriamente. En el momento de haber hablado de aquellos
sucesos a partir de la hipnosis Emmy Von, no volvió a tener más dificultades de
alimentarse y beber agua (Franco, 2009)
De
esta manera, en algunos de los casos presentados por Sigmund Freud anorexia
será considerada como un síntoma histérico, pero en su presentación difieren
mucho de lo que vimos en el caso de la curación por hipnosis. En primer lugar,
la anorexia aparece más bien como un cuadro, y en segundo lugar, asociada en
paralelo con la melancolía: “la neurosis alimentaria paralela a la melancolía
es la anorexia. La famosa “anorexia nervosa” de las niñas jóvenes parece una
melancolía en presencia de una sexualidad no desarrollada” es lo que menciona
este autor (Sauval, 2001)
Y es
que está deducción se acerca mucho más a lo que suele imaginarse como prototipo
de la anorexia actual; una joven desinteresada en su alimentación e inmutable
ante los reclamos que pudiera hacerle su familia respecto, como podríamos
imaginarlo de un melancólico respecto del amor y el interés por las cosas de la
vida ante la preocupación de su entorno próximo. (Sauval, 2001)
Freud
habla de la famosa “anorexia nerviosa” mencionando:
“Creo que en este texto lo que más interesa es la aparición
del problema del objeto que resulta por la asociación de la melancolía: así
como “la melancolía consistiría en el duelo por la pérdida de libido”, la
anorexia debería pensarse como un duelo por la pérdida del apetito. La anorexia
sería una melancolía del “apetito”, una melancolía donde, a falta de la libido por
“la sexualidad no desarrollada” de las jóvenes en las que se presenta, lo que
se habría perdido es el apetito. El apetito en lugar de la libido (Sauval, 2001)
Además,
Freud señala que, en la melancolía no se trata de la pérdida de un objeto
cualquiera, sino de una pérdida “producida dentro de la vida pulsional”. En
consecuencia, el estatuto del apetito en la anorexia tendría que ser pulsional.
Podríamos decir entonces que se trata del objeto de la pulsión “alimentaria”,
siendo designada entonces como una neurosis alimentaria. (Sauval, 2001)
Por
esto Freud, presenta un esquema en busca de las diferentes situaciones por las
que el grupo sexual psíquico es despojado de la magnitud de excitación, en
función del mismo se distinguen: la anestesia, que corresponde a la falta de
velocidad, y la melancolía que corresponde a la falta de excitación sexual
somática. (Sauval, 2001)
La
falta de sensación voluptuosa de la anestesia es remitida, por el mecanismo falso de enlace. Es decir, “no
se consciente de la voluptuosidad al grupo sexual psíquico a causa de algún
diverso enlace (con asco- defensa): es la anestesia histérica en un todo
análoga a la anorexia histérica (asco). (Sauval, 2001)
Por
último, es sabido que, en años muy posteriores, en niñas que se hallan en la
época de la pubertad y poco después de esta, se presenta una neurosis que
expresa la desautorización de lo sexual mediante una anorexia; es lícito
vincularla con esta fase oral de la vida sexual. En el ápice del paroxismo
enamorado (“Te amo tanto que te comería”) y en el trato tierno con los niños
pequeños, en el que el propio adulto se comporta de una manera como infantil,
vuelve a aflorar la meta de amor de la organización oral. (Sauval, 2001)
Ahora
el síntoma anoréxico, ya no es considerado solamente en función de su mecanismo
histérico, es incluido en la serie del desarrollo libidinal y sus
organizaciones sexuales para el caso la organización sexual oral; lo que
resulta del apuntalamiento de la excitación sexual en la pulsión de nutrición (Sauval, 2001)
Bibliografía
Franco, V.
(23 de Febrero de 2009). EL DIVÁN DEL PSICOANÁLISIS. Obtenido de ¿CÓMO
EXPLICAN FREUD Y LACAN LA ANOREXIA?:
https://eldivandelpsicoanalisis.wordpress.com/2009/02/23/%C2%BFcomo-explican-freud-y-lacan-la-anorexia/?fbclid=IwAR0sjetC_Evhhblye31cYZptvNo0a_Ciz0eek__tD2d6JUNRUPOrsIMoqK0
Sauval, M. (2001). La anorexia en la obra de Freud. Relatos
de la Clínica. Obtenido de
http://www.psicomundo.com/relatos/relatos2/anorexia2.htm
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